viernes, 8 de enero de 2010

Los andantes cárnicos

"Esa noche pastaba cerca de los bares, había quedado con el lobo estepario y entre copa y copa nos contábamos nuestras fobias por un penique... al calor del whisky podía ver como el Lobo me sonreía a media asta dejando que asomara uno de sus colmillos. Yo vestía con mi acostumbrado traje verde lima...con una camisa morada de lunares y un pañuelo a juego, y sobre todo dejando bien a la vista mi anillo de casado para espantarme a las pajarracas. Él sin embargo, vestia más descuidado, disfrazado con barba de días y ropas oscuras y gastadas.

Como se suele decir, hablábamos de la vida, de sus idas y venidas, de sus estados comatosos y sus colgaduras de éxtasis y peyote. Justo a nuestro lado, la Estatua de la Libertad discutía con la Torre Eiffel, también se lloraban las penas...la una le decía a la otra que ese año se había dislocado el hombro quince veces por la puñetera antorchita ,que ni siquiera servia para encenderse el cigarrillo...la otra le contaba a la una que estaba deprimida...que de joven quería ser cilindro pero que era ancha de caderas por herencia, y así salió.

Los feligreses se sentían seguros entre mesas de madera y taburetes sobados por nalgas...culos...traseros...panderos...pompis...posaderas...y derivados carnicos. Nadie sospechaba que un lobo pastaba con las ovejas, y su visión era algo diferente...


2 comentarios:

Anónimo dijo...

El tio-chuleta de la foto me da miedo, está un poco colorado.

Anónimo dijo...

Ándate con ojo con los colmillos de ese lobo estepario...

P~