sábado, 26 de junio de 2010

Vaciame el vaso porfavor

Su nombre era Irlanda. Realmente no se llamaba así, mi mente la llamaba así por su vestido color verde césped su bolso a juego y sus ojos grises que anunciaban tormenta.


Cada vez que miraba hacía ella, una nube de humo la ocultaba y la insinuaba sin reparo alguno. Su vestido era de un recato más bien distraido, sus andares te hacía sobresaltarte al tanto de ver algo más que piernas.


Esa noche la big band era buena, pero para mi el escenario se encontraba dos mesas más para allá, la música que tanto sudor costaba no era sino un mero hilo musical que dotaba a la musa del limón ácido y la menta molida de un encanto de Nueva Orleans.


Es curioso lo que me pasa con la belleza, no puedo soportar mirarla fijamente, es como si algo en mi gargólico ser sufriera una quemadura de cigarrillo y me hiciera recular, y además esa noche había olvidado mi sombrero y eso me restaba confianza.


Así que no tuvo más remedio que acercarse ella, posar su mano sobre mi hombro como una mariposa distraida y susurrar: "Vámonos". En ningún momento se me ocurrió preguntar a donde, simplemente apuré hasta el fondo mi Jack Daniels haciendo que se deshaciera mi mándibula y me dejara sonreir como el bobalicón que soy.


Al marcharnos sin rumbo, no pude evitar ver como se sonrojaba...una pizca de rojo en un verde selvático...no pude más que sonreir de forma lobuna y dejar que las calles me anduvieran guiado por Irlanda.

1 comentario:

Shinju dijo...

Interesante... Me gusta como está escrito y me encaaaaaanta la novela negra.