El gato negro, sinuoso, miraba con calma y temperamento la sombría noche... ahogada en tinieblas y en un silencio seprulcal.
Bailaba con la soledad, se sentia vacio, hueco, como si faltara una parte de si mismo, como si estuviera incompleto esa noche...
Observaba a las nubes, veía como éstas parecían balancearse en el infinito cielo, tapando así a lo que el más amaba....
Pero el viento sopló, y detras de la gran sombra comenzó a brotar paulatinamente el rostro de su tesoro... el candil de la noche...
esplendorosa como siempre... brillante como nunca...
El felino se sintio dichoso... y lagrimas de felicidad comenzaron a brotar en sus atentos ojos.
El desasosiego había desaparecido. Volvía a sentirse completo.
Junto a su amante...
Junto a su confidente...
Ahora ya no bailaba con la soledad....
Ahora bailaba con La Luna.
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1 comentario:
Los gatos y sobre todo los gatos negros me recuerdan a alguien...
No se exactamente a quien...
=)
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