domingo, 31 de mayo de 2009

El príncipe de la cartulina: Suavidad

"Se quedó dormido entre las páginas de "El principito" vástago del aviador y aventurero de la pluma, Antoine de Saint-Exupéry conde y monseñor del asteroide B-612...durmió mientras acariciaba su portada envejecida por el tacto.

Y de repente una oscuridad opresiva, del tipo de la que empiezan a aparecer chiribitas fulgurantes y un silencio atronador...y justo en el punto que uno empieza a agobiarse, un foco ahuyenta a los fantasmas silenciosos y chiribítico. Nuestro príncipe tiene que parpadear varias veces...

Siente una música de Réquiem y los focos empiezan a iluminar una estancia circense...descuidada y quizás olvidada en lo más hondo de la mente. Una zarabanda inesperada salta a la pista central, arroyando al pobre niño con una ola de acróbatas, magos esotéricos, osos en bicicletas...ante tal felonía el niño huye frotandose el codo magullado y farfullando en su idioma inventado.

Los focos se han dividido en dos, una multitud que sigue al ruidoso grupo de artistas, y uno solitario que persigue incansable a nuestro señor de la cartulina, lo sigue hasta una puerta sostenina en la nada, la cual sería facil de bordear...pero en su casa le enseñaron que es de buena educación pedir permiso antes de entrar, así que se espolsa los pies en la imaginaria alfombrilla y toca con brio y energía.

Por un momento la puerta parece dudar si abrirse hacia dentro o hacia afuera, así que decide abrirse hacia arriba y evitarse remilgos y dudas. Tras la puerta...un payaso frente al espejo, cabizbajo, melodramático, sobreactuado, contractuado e intractuado. El caricato viste de manera desordenada, con rombos y cuadrados, círculos y rectángulos, vórtices y espirales...todo adornado con un bombín rojo cereza y una nariz rubí sangriento, y coronando el traje un clavel marchito en la solapa inexistente de su traje.

Llora como un pequeño lobato solitario, mientras se extiende con suavidad su artificial rostro, su máscara que devorará las lágrimas dotandole de una risa imaginaria y enterna, cosmetizada y prolongada en el tiempo que dura un suspiro...el tiempo justo del espectáculo de la vida"





2 comentarios:

Ninette dijo...

uno quiso volar sin haber estudiado el aterrizaje...otro quiso volar y estudió pero no tenía alas.

Ninette dijo...

una sombra de lo que fui, ni una pista de lo que seré...